martes, 8 de octubre de 2013

Capítulo 23. Secuelas. Segunda parte.

"Justo en quien más confías. Esa será la persona que te fallará." Gema.
¿Hablar con Anaís? Lo intenté una y otra vez pero no había manera de que cogiera el maldito teléfono. No sabía nada de nadie y mi verano se estaba convirtiendo en una pesadilla. ¿Por qué no contestaba? Se me ocurrían miles de respuestas. Unas buenas y otras malas. Abrí WhatsApp a Dana. Tenía que saber de ellos. De qué hacían. De si estaban con Ana o no. De si Alberto les estaba ayudando... Tantas cosas que habría deseado estar allí. Pero no estaba. Todavía dos semanas en Vizcaya... ¿Lo iba a soportar?
En el apartamento tirada en la cama. Mis padres haciendo excursiones maravillosas. Y yo ahí. Tirada esperando, esperando una llamada y poniendo mil excusas a mis amigas para salir por ahí...
Si salía, evitaba constantemente a Jon. Me sentía una mierda. No podía ayudar a quien me necesitaba y encima empeoraba la situación. Me sentía una completa mierda pero seguía llamando a Ana. Pero no me respondía. Tenía que hacer algo. No podía tener a mis amigas de Vizcaya en ascuas sin saber nada de mí y a mis otros amigos preocupados por Anaís. Pensé que una solución sería salir con Irantzu y Estitxu y si recibía algo nuevo sobre Ana volver al apartamento. Además... iban a dar las siete.

Estaba en la playa. Pensaba que Estitxu e Irantzu estarían allí para ver a Jon, pero me equivocaba. O al menos eso creía hasta que las vi cada una a un lado de Jon. Las saludé y Estitxu vino corriendo.
-¡Gema!
-¡Hola!
-Por fin te decides a venir a verme.
-¿De qué estás hablando?
-¿Tanto hace que no quedamos?
-Tú dirás...
-Soy... ¡la ayudante de Jon!
-¿Si?
-¡Sí! Soy aprendiz de socorrista. Disculpa que Irantzu no haya venido, es que ya sabes que delante de todas estas de la playa tiene que darse a conocer. Que vean que son pareja y tal...
-Ya veo... Pues enhorabuena a las dos, jaja.
-¿Qué te ha pasado, Gema?

El rostro de Estitxu había cambiado por completo. Se había vuelto serio. Y al escuchar la pregunta, el mío también cambió.
-Bueno...
-Perdona, no debí preguntar.
-No, de verdad, necesito hablarlo con alguien.
-Vamos... ¿a otro sitio?
-Sí, por favor.
-¿A la plaza?
-Por mí bien.

Llegamos a la plaza. Iba a hacerlo. Tenía que hablarlo con Estitxu, era una buena amiga y no iba a contarlo.
-Bueno, todo empezó cuando un extraño me mandó mensajes y fotos de mis amigos viviendo la vida loca sin mí por las noches. ¿Recuerdas ese día en el váter de la playa?
-Sí, aquel que tardaste tanto.
-Exacto. Ese día me mandó cosas de ese tipo y empecé a pensar que Alex me ponía los cuernos y un montón de cosas más... Cuando al fin contacté con ellos, me contaron que otro amigo, que se llama Alberto, les había presentado a unos amigos y los habían drogado. Y no una, sino varias veces...
-Vaya...
-Pero lo peor fue cuando me enteré de que a mi mejor amiga Anaís...
-Dios... - Estitxu se llevó las manos a la boca y se le pusieron los ojos llorosos a la vez que a mí - No puede ser. Dime que no.
-Sí. La violaron. Y al parecer ahora está viviendo como una resaca pero en secuelas. No sale, no come, no habla con nadie...
-¿Y sus padres?
-No están.
-Joder...
-Ya. Y por eso quería hacer todo lo posible por ella pero solo quería hablar conmigo y ahora que lo sé no contacto con ella. Tiene que estar destrozada, sintiéndose mierda y me necesita. Pero aún me quedan dos semanas aquí.
-Pero una cosa.
-Dime.
-Ese amigo vuestro, Alberto, habrá hecho algo con esos, ¿no?
-No porque si se enterara un adulto o la policía los padres de Anaís lo sabrían y a saber qué más podría pasar... Por eso queremos arreglarlo de inmediato.
-Lo entiendo. Y me siento fatal por no poder ayudarte...
-Tranquila esto no va contigo y... Espera. Tú puedes ayudar.
-¿Sí?
-¡Sí! La verdad es que no sé por qué no me coge el teléfono, pero si la llamamos las dos y le mandamos mensajes preocupándonos por ella querrá colaborar. ¿Podrás?
-No la conozco, pero me siento como si la conociera. Y me preocupa de verdad así que todo será cierto.
-Gracias. - dije abrazándola entre lágrimas.
-De nada. Para eso estamos, ¿no?

La dos sonreímos y fuimos a mi apartamento. Le dí el número de Anaís y empezamos a dejarle mensajes. No lo cogía y cada vez la situación de ponía más tensa pero entonces... la llave se giró. Mis padres habían llegado. Rápidamente, cogí unos auriculares que estaban en la mesilla y lo puse en el móvil para hacer como que estaba enseñándole canciones a Estitxu.
-¡Hola chicas! - dijo mi madre.
-Ah hola mamá. - respondí.
-Hemos ido a un pueblo precioso y venimos a dejar la compra que hemos hecho. Ya te imaginas cómo va a estar la cena, ¿eh? - dijo mi padre.
Miré a Estitxu. Ella reaccionó y dijo:
-Ah, bueno... Había invitado a Gema a cenar en la playa en plan picnic... Mis padres acaban de comprarla y quería estrenarla.
-¿Puedo? - les dije mirándoles con pena.
-Bueno, si ya lo habíais decidido no hay nada que decir. ¡Claro que podéis! Pero a dormir cada una a su casa, ¿eh? - dijo mi madre.
-¡Vale! Gracias.
-De nada. Bueno nos vamos otra vez que queremos volver a otro pueblo. Adiós cariño. - dijo mi padre.
-Adiós. - dijimos las dos a coro.
-Gracias. Estit. ¿Puedo llamarte así?
-Jaja de nada y... ¡mola! Así tengo un apodo.
-Vale. Bueno, ahora a esperar a que Ana...

El móvil empezó a sonar. Apenas había acabado la frase y Anaís me estaba llamando. Lo cogí corriendo y Estitxu se sentó a mi lado. Descolgué.
-¿Ana? ¡¿Por qué no contestabas?!
-Gema... Me siento fatal... Dana y Alex no me dejan tranquila y mis padres volverán este fin de semana...
-Ana, dios, ¿estás bien?
-Sí, sí. Pero es que... te necesito.
-Lo entiendo pero ya sabes que me quedan dos semanas aquí... Hasta una chica está preocupada por tí...
-Sí, ya lo he oído. Me parece una gran  persona. Preocuparse por mí sin conocerme es...
-Que sepas que está aquí, a mi lado. No me deja ni pestañear, siempre ayudándome con lo tuyo. Está sonriendo porque por fin sabemos de tí.
-¿Enserio?
-Sí. Eres muy grande, Ana. No te sientas mal porque lo tuyo es... eso que queda cuando te pasa eso...
-Ya... secuelas.
-Sí. Pero tienes una semana para engordar y olvidarte de todo y... una semana después de que vengan tus padres, llegaré yo y te juro que lo primero que haré será ir a verte.
-Dios mío, Gema. Estoy llorando.
-¿Y eso? ¿Por qué?
-Pero de alegría. Sabía que tú lo entenderías aunque, me equivoqué en una cosa.
-¿En qué?
-En que pensé que Alex y Dana no lo harían y también me entienden.
-¡Por supuesto! Deja que te cuiden estos días y ya verás, en un tiempo te olvidarás de todo.
-En realidad no recuerdo nada, ya sabes que me...
-Sí... eso que empieza por g. Jajaja.
-Jajaja sí, eso.
-Pues más fácil lo tienes. Ya verás.
-Gracias. Oye, tengo que colgar. Alex y Dana acaban de llegar.
-Adíos.
-Adiós.

Colgué el teléfono y Estitxu y no nos abrazamos. Lo había oído todo y estaba tan feliz como yo. Jamás podría agradecerle todo lo que había hecho. Lo de Ana estaba llegando a su fin y nadie más nunca lo sabría. Estitxu fue al baño y aproveché para revisar WhatsApp. "No puede ser." - pensé. Tenía dos mensajes, uno de Irantzu y otro de Jon. El de Iranztu decía: Siento no haber ido antes. ¿Esta noche cenamos las tres? Ese mensaje no me causó ninguna impresión. El problema estaba en el de Jon: Gema, hace mucho que no hablamos. No puedo olvidarte, ¿qué me has hecho?

Continuará...