lunes, 23 de marzo de 2015

Capítulo 15 (58). 24 horas.

Un nuevo día y ya tenía casi ansias de ir a Vizcaya. ¿¡Qué estaba pasando?! Las cosas simplemente no cuadraban y sólo quería saber qué estaba pasando. Jon... seguramente ya me había olvidado y estaba con otra, ¿pero y mis amigos? No esperaba que ellos también decidieran no hablarme. En fin...

Lo cierto era que tenía unos amigos interesados en mí a los que había ignorado... Antes de sentirme como una mierda cogí el móvil y abrí el chat de Anaís.
-Ana
-¿¡Gema?!
-Hola, perdona, oye siento si os he preocupado...
-No, no, tranquila... Últimamente todo ha sido una mierda.
-Exacto pero no debí ignoraros así. Creía que el tiempo iba a pasar rápido pero pf... mañana me voy a Vizcaya y no podía dejaros en ascuas.
-¿Mañana te vas? (Alberto está aquí conmigo)
-Sí, mañana me voy y... tengo que contaros varias cosas...
-Cuenta, cuenta, jeje
-¿Recordáis lo que os conté sobre Adrián, aquel chico...?
-Sí, sí.
-Bueno pues lo dejamos. Así sin más.
-¿Y eso? ¿Qué pasó? ¿Estás bien?
-A ver, a ver, yo tomé la decisión porque... pf... me di cuenta de que necesito saber qué pasa con Jon, él era una distracción y bueno... estoy bien.
-Vaya, me alegro de que te lo tomes tan bien.
-Gracias.
-Corrijo: Nos alegramos*
-Jajajajaja vale
-☺
-Bueno, me voy a ver qué me llevo...
-Vale. ¡Adiós! ♥♥♥

Me sentía mucho mejor. Anaís era mi mejor amiga y Alberto era simplemente un buen amigo. Sabía que podía contar con ellos. Ojalá no hubiera tardado tanto en hablar con ellos. Aún me quedaba pendiente el tema de Alex pero... no sabía qué hacer.

Saqué la maleta de lo alto del armario con la ayuda de mi padre y empecé a meter ropa. Shorts, camisetas, alguna chaqueta, zapatos... y así la fui llenando. Mucha de la ropa de verano era la misma que la del año pasado ya que aunque me gustaba comprarme mucha ropa tenía la de los años anteriores y me traían recuerdos. Y así pasé un buen rato.




Por la tarde decidí llamar a Estitxu a ver si podía enterarme de algo. Pero no respondió. Llamé a Irantzu y tampoco respondió. Me estaba rallando bastante y lo sabía. ¿Pero qué podía hacer? Estaba preocupada y en parte me daba miedo ir allí. Tenía miedo de lo que me iba a encontrar. El miedo nace del desconocimiento...

Y de repente, así porque sí, decidí llamar a Jon. Le llamé muchas veces y todas ellas saltó el contestador. ¿Dónde estaba Jon? Era como si se hubiera desvanecido en el aire. No sólo él, sino todos mis amigos de Vizcaya... Y entonces me di cuenta. Unai. A él no le había llamado. Rápidamente, marqué su número y crucé los dedos. Un tono... Dos tonos... Tres tonos...

-¿Sí?
-¿Unai?
-Sí.
-¿¡Unai?!
-¡Sí, sí! ¿Quién eres?
-Soy Gema.
-¿Gema? Menos mal.
-Eh?
-Perdona es que mi móvil se llenó de agua cuando... ya sabes... y bueno no tenía tu número en el nuevo móvil... En fin... Por fin llamas. ¿Cómo estás?

No podía creer lo que estaba oyendo.

-¿Que por fin llamo? ¡Os he estado llamando desde hace mucho tiempo!
-¿Qué?
-¡Os he llamado casi a diario!
-No lo entiendo.
-¡Ni yo!
-Cálmate. A ver, a mi me dieron el móvil nuevo hace poco pero si hubieras llamado a las gemelas alguna de ellas me lo habría contado.
-Ni si quiera me respondieron.
-Madre mía... Entonces..., ¿no sabes nada?
-¿Qué? ¿Qué tengo que saber?
-Nada, nada...
-Unai, ¿qué tengo que saber?
-Gema... no quiero ser yo la persona que te de la noticia y menos por teléfono.
-UNAI. ¿¡QUE ES LO QUE TENGO QUE SABER?1
-¡No puedo decírtelo!
-¿¡ Por qué?!
-¿Tienes pensado venir?
-Sí. Pero dime, ¿por qué no me lo puedes decir?
-¿Cuándo vienes?
-Mañana. ¡Responde!
-No. No puedo. Será mejor que vengas y lo veas tú misma... Lo siento.
-¡Unai!

Para cuando dije su nombre ya había colgado. Vale, estaba segura de que algo había pasado. ¿Pero qué? Cuando quise darme cuenta, quedaban 24 horas para saber la verdad...

Continuará...