sábado, 24 de agosto de 2013

Capítulo 21. La picadura del amor.

"Y es que cuando sientes que el aguijón se clava en tu corazón, ya no hay nada que hacer." Gema.

Horas y horas frente al televisor apagado. Sí, ese rostro era el de una persona confundida. Una persona que hacía unas horas había renunciado a algo que anhelaba. ¿O no? Ese era el problema. No sabía qué sentir, ni siquiera sabía si me gustaba Jon, pero tenía que olvidarlo. Pensé que para olvidar lo que había pasado tenía que hablar con Alex. Le llamé. Comunicaba. Comunicaba... Colgué y miré la foto del fondo de mi móvil. Éramos Alex y yo en el parque. En nuestro banco... Joder.

Pasaron los horas tumbada en el sofá. La tele seguía apagada y yo seguía pensando en Alex. Necesitaba hablar con él. Llevaba una semana sin saber de él... Bueno, sin hablar con él porque Ángel me dejó bien claro lo que hacia cuando yo no estaba. Si tenía algun problema quería ayudarle. Le llamé otra vez. Comunicaba. Comunicaba... ¡Joder! Necesitaba hablar con él de una maldita vez. Me levanté y fui al baño. Me miré la cara. Realmente estaba espantosa. Me peiné y me lavé la cara. Seguí mirándome al espejo. Entré en otro mundo de pensamientos y entonces... Sonó el móvil. Salí corriendo del baño y busqué mi móvil lo cogí. Era Alex.
- ¿Sí?
-¿Gema? ¿Qué quieres?
-Hola cariño, te echo de menos. Llevo una semana fuera y no me has llamado ni una sola vez. ¿Qué quiero?
-Gema.
-Pues a tí, joder, ¡a tí! Hazme un favor un jodido favor -jamás pensé que se lo diría- deja de zorrear mientas no estoy.
Colgué. Me di cuenta de que ahora él sabía que yo sabía todo. Que seguramente, sabía que cabía la posibilidad de que alguien me estuviera pasando toda la información y puede que hasta fotos. La había cagado. Había delatado a Ángel pero bien. Me sentí una estúpida. Una de las pocas personas que me habían ayudado y la cago.

Pasé el día pensando en esto. Álex me importaba mucho. Estaba colada por él desde hacía mucho tiempo y, aunque ahora sabía que era un imbécil, yo ya estaba enamorada de el. Y nada podía cambiar lo que sentia por él. Nada.

Miré por la ventana. Desde el apartamento se podía ver un poco la playa. Me encantaba Vizcaya. Pero había cosas que echaba de menos de mi ciudad. Y era el parque. Sonó el móvil,  lo cogí sin mirar quien era:
-¿Si?
-Gema.
-¿Alex?
Iba a colgar pero el me dijo:
-Espera Gema no cuelgues.
-Mira... Ahora que sabes que sé todo lo que haces...-En serio, estaba demasiado sincera. Jamás se lo habría dicho tan claramente- ¿Por qué no te vas a follar con la primera que veas, me dejas en paz y te vas un poco a la mierda?
-Gema, ¡escuchame!
-¿Qué pasa? ¿Que en este rato te has preparado la excusa? Pues no quiero oirla.
-Gema. O me escuchas o esto se ha acabado.
Abrí los ojos mucho y me quedé de piedra. No podía dejarle ir...
-Vale, está bien, te escucho.
-Gracias.

Por dentro, esperaba con todo mi corazón que su excusa fuera creíble y así perdonarle. Pero por fuera, le estaba demostrando mi personalidad más borde y fría. Escuché sus palabras:
-Gema, hay algo que no te he contado.
-No si eso ya lo sé.
-Escucha. Alberto, últimamente ha hecho nuevos amigos y nos los acabó presentando.
-Ya los he visto...
-Sigo... Empezamos a quedar con ellos por las noches y... Digamos que la fiesta se subía de tono. Nos emborrachabamos e incluso... Nos colocamos...
- ¿¡Que os QUÉ?!
- Gema no es lo que crees.
-Os habéis... ¡¿Drogado?!
- ¡No! Fue uno de sus amigos, esperaba a que estuviéramos borrachos y nos metía cualquier cosa en la bebida.
-Pero... ¿Pero que me estas contando?
- Pues que nos drogaron y hicimos cosas que... No queriamos.
-Madre mía...
-La primera vez, Alberto...
- Alberto qué.
-Nada...
- No, no. Cuentamelo.
-Mira, ahora que sé que vuelves a confiar en mi necesito que guardes el secreto. Mañana te llamo y te sigo contando. Adiós. Te quiero.
Colgó.

Me quedé sin habla. Por supuesto le iba a ayudar como pudiera. No sólo estaba enamorada de él sino que además estaban involucrados mis amigos de siempre. Pero había algo que no me cuadraba...

Continuará...

Os dejo una foto de la hermosa Grace Phipps.

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