miércoles, 8 de enero de 2014

Capítulo 30. Siete días.

"¿Por qué nos convencemos de que el amor es difícil? A ver, puede serlo pero somos nosotros mismos quienes lo hacemos difícil." Gema.

Después de aquel sueño, lo que menos me apetecía era ver, hablar, cualquier cosa que fuera interactuar con Jon. ¿Cómo iba a mirarle a la cara? ¿Y qué le iba a decir? ¿"Hola cariño menudo polvo imaginario"? ¡Ni de coña! Y lo peor era que estaba segura de que al día siguiente iba a llamarme. Sí, iba a llamarme, porque era su novia y me quedaban... ocho días con él... Pero era lo que menos me apetecía. Se me caía la cara de vergüenza solo con mirarme en el espejo. "Eres una mierda", me decía a mí misma, mirándome muy seriamente a los ojos. Decidí echarme a dormir. ¿Por qué no? Lo mejor era hacer que ese día acabara ya.

Me levanté con ganas de nada. No desayuné. No hice nada. Me quedé sentada en el sofá mirando la tele apagada. De tanto mirarla, pude fijarme en que se veía y me reflejo. Me estuve observando unos minutos y al final pensé "Me quedan siete días aquí. Vamos a aprovecharlos". Me levanté y salí a correr. Como siempre con mi música movidita para quemar calorías. Había incorporado un poco de skrillex y dubstep, no sé por qué me dio por esa música. Recorrí toda la playa al ritmo de... ¿las batidoras quemadas? Sí. Vi la caseta del socorrista, el chiringuito de los zumos... y al final las rocas... Aquellas rocas... No tenía buenos recuerdos de ahí pero, había corrido mucho y pensé que lo mejor era hacer las paces con las rocas.

Me subí a la más alta y me senté. Mirando al horizonte, aburrida pero asombrada a la vez por el infinito del horizonte. Cerré los ojos y me puse la capucha. Me encantaba ese olor a sal, la brisa marina... Era una de las muchas cosas que iba a añorar de Vizcaya. Jamás pensé que me gustaría tanto un sitio como mi propia casa, mi ciudad, mi parque... Pero claro, en lugar de mi casa tenía el apartamento que me encantaba, en lugar de mi ciudad tenía la playa y en lugar del parque, la plaza. Me encantaba aquel lugar. No quería irme nunca, quería que ese mes, ese verano, durara para siempre. Aunque parte, echaba de menos a mis amigos. Pero aún así, habría sido perfecto.

Cuando las rocas y yo habíamos forjado nuestra amistad, fui caminando al borde del agua por la arena. Con mis Vans en la mano y los calcetines en el bolsillo, sintiendo la arena entre los dedos. De repente, algo interrumpió mi trance. Mi móvil vibró, tenía un WhatsApp. Lo miré y era Jon. No me apetecía nada verlo, así que le dije que ese día quería estar sola. Gran error. Eso provocó que se interesara más todavía en verme. Se supone que debería gustarme o algo así, y de normal lo habría hecho, pero no ese día.

Volví al paseo y me puse las Vans. No había conseguido librarme de toda la arena así que fui al apartamento. Cada vez le estaba cogiendo más cariño. Era como mi segundo hogar, y me encantaba. Subí las escaleras rápidamente para llegar cuanto antes y quitarme los zapatos. Llegué y así lo hice, me quedé descalza y empecé a bailar como si nada. Me sentí loca y especial al mismo tiempo. Quería ese día para mí sola.

Continuará...
Para Paula, que hoy se ha leído toda la novela. Felicidades guapa, has leído treinta capítulos en un día.

2 comentarios:

  1. Gracias 18 es perfecto me ha encantado<3

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  2. Ayy te amo!! Jajaja. Tranquila que el próximo será mejor. Este era un poco rutinario y tal. No tenía tiempo :(

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