domingo, 25 de mayo de 2014

Capítulo 4 (47). Si pones los cuernos a alguien cuando técnicamente no sabes si estáis juntos.. ¿se considera cuernos?

Dejé el vaso de pacharán en la barra y él me cogió de la mano.
No sabía su nombre, no sabía su edad...
Pero me sacó del bar de la mano.

Estaba lloviendo y empezamos a dar vueltas bajo la lluvia. Éramos libres. Libres de las ataduras, libres de los pensamientos. Me agarró del brazo y tiró de mi. Me besó apasionadamente bajo la lluvia y después nos reímos. Me cogió de la mano y me dijo "vamos". Al final de la calle giramos a la derecha y ahí estaba su casa. Me puso contra la puerta y me besó de nuevo. Sacó las llaves del bolsillo y abrió la puerta. "¿Haces esto con todas?", dije mientras reía. Él sonrió son esa sonrisa arrogante que odiaba pero me volvía loca y dijo "no con todas". Subimos las escaleras besándonos y al llegar a su piso me besó de nuevo contra la puerta. Me mordí el labio inferior. Y lo vio. Sonrió y me cogió como a una princesa. Cerró la puerta con el pie de un portazo y nos reímos cuando el vecino de arriba golpeó el suelo para pedir silencio. Abrió la puerta de su habitación y me tumbó sobre su cama. Se quitó la camiseta, y se me tiró encima.

Me desperté con las sábanas pegadas. Literalmente.
No me dolía la cabeza porque no había bebido. De hecho, sabía exactamente qué hacía allí y cómo había llegado. Los rayos de luz atravesaban las cortinas amarillas y dibujaban líneas sobre las sábanas. Me las quité de encima y me puse la ropa interior y el vestido. Cogí los zapatos y el bolso y fui de puntillas por el pasillo hasta la puerta.

-¿No desayunas? - dijo apareciendo detrás de mí.
-No... Bueno... - dije.
-Venga, lo de anoche fue estupendo. Tienes que reponer fuerzas - dijo riendo ligeramente.
-Sí... Lo de anoche - dije siguiéndolo hasta la cocina.
Me senté y vi que había preparado un montón de cosas. Yo solo quería levantarme de la silla y olvidarlo todo. Salir por la puerta y desaparecer para siempre.  Ni siquiera sabia su nombre.  Pero lo que me daba miedo era su edad. 
-Oye,  perdona por lo de antes.  Era broma -dijo.
-Ya, bueno -solté.
-Venga no te pongas así... -dijo y se quedó pensativo.
-Mira,  no es que lo de anoche fuera un error es que simplemente no pasó,  ¿vale?  Así que adiós -dije levantándome.
Me cogió del brazo y tiró de mi para que me sentara.
-Me he dado cuenta de que ni siquiera sé tu nombre.
-Gema. Mi nombre es Gema -dije.
-Yo me llamo... -empezó antes de que le tapara la boca con la mano.
-Prefiero no saberlo -dije quitando la mano de su boca y dirigiéndome a la puerta con los tacones puestos.

Bajé las escaleras a toda prisa, arreglándome para salir a la calle adecentada.
Corrí por la calle porque prefería que la gente me mirara por ir corriendo a que me mirara por salir de esa casa con esas pintas...
Llegué a mi casa y entré por la ventana. 
Vi el reloj y vi que no era muy tarde así que a lo mejor mi madre no se había levantado por lo que no sabía que no había pasado la noche en casa.  
Me quité la ropa y me puse un pijama. Me desmaquille y salí de mi habitación fingiendo un bostezo. Miré con disimulo si había alguien en la cocina y como no vi a nadie dos pensamientos llegaron de repente a mi mente: están durmiendo, o en la calle buscándome...

Me deslicé por el parqué del pasillo hasta la puerta de la habitación de mis padres. Crucé los dedos por que estuvieran ahí y... ¡sí! Ahí estaban.  Dejé escapar ese "sí" por mi boca, así que mi madre se despertó y me miró con los ojos entreabiertos.

-¿Querías algo?
-No... Bueno... Me dolía la cabeza y quería saber dónde están las aspirinas...
-¿Aspirinas? No deberías tomar aspirinas. ¿No queda ibuprofeno?
Desde luego la había cagado. Todos los medicamentos, menos los que son exclusivamente de mi madre, están en el armario del baño así que preguntarle por SUS aspirinas teniendo MI ibuprofeno... Aunque bueno, todo se podía arreglar con una mentirijilla... Otra más.
-¡Es verdad! Pues es que no sé por qué me ha dado por buscar aspirinas. ¡Qué tonta! Vale, mamá, gracias. No te molesto más.
-Venga... mejórate... - dijo acomodándose.

Me deslicé por el parqué hasta el salón y me tiré sobre el sofá. No dejaba de moverme y de saltar. ¡Por una vez me llevo bastante con haber cometido el error! Que no era que me diera igual haber hecho eso sino que la mayoría de las veces que cometía un error (que no tiene que ser de eso) mis padres se enteraban (bueno, mi madre se enteraba y se lo contaba a mi padre) y venga a registrarme y venga a castigarme.

Llegó la tarde y yo seguía con el pijama. Total, no había dormido con él. Técnicamente llevaba ropa limpia. Claro que eso mi madre no lo sabía...

-Gema, si no vas a salir por lo menos cámbiate de ropa. Que llevas con eso...
-Tienes razón, mamá.
-¡Uy! ¿Mi hija dándome la razón? - dijo dando un respingo.
-¿Tan raro es? - pregunté.
-Jajaja, no - dijo entre risas.
-Pero no te hagas ilusiones. Era por cambiar la rutina - dije sonriendo. Ella me devolvió la sonrisa y yo me fui a cambiarme de ropa.


Me puse una camiseta blanca con letras
y unos shorts rojos.

Después, decidí salir a dar una vuelta así que me puse unas sandalias negras
con un poco de tacón y cogí un bolso negro.

Di una vuelta por el centro sola y aproveché por comprarme algún disco nuevo. Amaba los que tenía, sobretodo el de Cher Lloyd "Sorry I'm Late". Compré el nuevo de Lana del Rey "Ultraviolence" y el de 5SOS "5 Seconds Of Summer". Después miré algunos libros, pero no compré ninguno porque ya me había gastado bastante dinero.  

De camino a casa, me aburría bastante así que me desvié para pasar por casa de Anaís y hablar con ella. Llegué a la puerta y llamé. Enseguida me abrió la madre de Anaís y me dijo que estaba en su cuarto. Subí las escaleras (Anaís no vive en un piso, vive en una casa enorme con piscina y todo) y llamé a a puerta con las letras de colores "ANAÍS". Anaís abrió y abrió mucho los ojos y la boca.

-¡Gema! ¿Qué haces aquí? - dijo abrazándome.
-Pues que me he ido al centro y me he comprado unos discos y he dicho "voy a ver a Ana".
-Pasa, pasa - dijo haciéndome hueco entre su habitación y el pasillo -. Haberme avisado. Te habría acompañado.
-Si es que no lo tenía planeado... He salido porque como mi madre me ha hecho cambiarme de ropa pues he dicho "voy ha salir ya que estoy preparada".
-Ya, ya... ¿Y qué discos has comprado? - me dijo sentándose en la cama.
-Pues, - dije rebuscando en mi bolso y sentándome junto a ella - el de Lana del Rey y el de 5 Seconds Of Summer.
-¡Dios mío! ¿Te importa que los ponga? - dijo cogiéndolos y mirando a su reproductor.
-Claro que no. Ponlos -respondí.
-¡Gracias, gracias, gracias! - dijo levantándose de un saltito de la cama.

Estuvimos toda la tarde cantando las canciones de los dos discos y hablando de cualquier cosa. Incluso hablamos del tema delicado del "secreto de Alex". No queríamos meternos donde no nos llamaban... ¡Pero es que algo así nos llamaba muchísimo! Al final acabamos hablando de lo bien que estaban Anaís y Alberto y... como no, de lo mal que estaba yo con Jon.

-¿No te ha escrito?
-No me ha escrito, no me ha llamado... No ha dado señales de vida desde antes de los exámenes finales. ¡Estamos en Julio por el amor de Dios! Llevamos ya una semana de vacaciones. 
-Te entiendo... - dijo, pero luego se arrepintió -. No, no te entiendo.
-¿Qué? - pregunté confusa. No entendía a qué venía eso.
-Pues que no te entiendo. Nunca he tenido una relación así y... Tampoco entiendo por qué estás así...
-Explícate - dije intentando ver por dónde iba y a qué quería llegar.
-Pues que si Jon pasa de ti... será por algo... ¿No crees? - dijo.
-No te sigo. ¿Me estás diciendo que es culpa mía? -dije casi fuera de lugar. No entendía a qué se refería.
-¡No! ¡Por supuesto que no! Digo que en vez de rallarte pensando en él... deberías hacer otras cosas- dijo.
-A ver, Ana, háblame claro - dije aunque ya sabía en parte a qué se refería.
-Deberías ir a Vizcaya para averiguarlo de una vez... o bien olvidarte y salir con tus amigos, conocer gente... - dijo.
Y entonces me acordé.
Me acordé del día anterior. Mejor dicho, de la noche. Recordaba todo lo que había hecho, que era justo lo que Anaís me estaba diciendo. Bueno, todo no: Ana no quería que me acostara con el primero que pillara. Pero en parte había hecho lo que Anaís me había recomendado y yo la consideraba una persona sensata e inteligente así que... Pero me preocupaba algo: había elegido, de las dos opciones, la que implicaba olvidar a Jon.
-Ya he... Bueno... Ya he conocido gente y tal... - dije.
-¿¡Ah sí?! ¿Cómo no me lo has contado? - dijo dando un respingo.
-Bueno... Tampoco tiene importancia. Ayer me dio por salir de noche - expliqué.
-¡Ala, tía haberme llamado! - dijo con una voz de pito.
-Créeme,  no habrías querido venir. Fui al Never Before Midnight.
La expresión de su cara cambió por completo.
-Gema, por mucho que des el pego no deberías ir ahí - dijo en tono de reprimenda.
-Tranquila, no bebí nada. Además, al año que viene ya podré entrar legalmente así que... tampoco lo veo tan malo - justifiqué.
-Ah, bueno. ¿Y a quién conociste? - preguntó.
Me encontraba en una situación que no soportaba: o le contaba todo o le mentía. Si contaba toda la historia, me llevaría una buena y eso que había conseguido que mis padres no se enteraran. Pero si mentía... Tendría que seguir mintiendo y mentir a Ana... No podía... Así que decidí contar la verdad a medias.
-Pues hombre había mucha gente. No llegué a quedar con nadie... - dije.
-Bueno, pero al menos te lo pasaste bien, ¿no? - preguntó.
-Sí, sí. Aunque... - dije.
-Aunque qué - dijo mirándome fijamente.
Ya estaba. Me tenía calada. Ya no podía rectificar. Tenía que contárselo. Me puse muy nerviosa, sentí un escalofrío por la espalda y el sudor cayendo por mi sien. Tenía que pensar algo o directamente, confesar. "No, no, no", me dije a mí misma. "Gema, piensa". Anaís me miraba fijamente. Si pensaba una excusa, lo iba a notar... Se iba a acabar enterando...
-Ana... Si pones los cuernos a alguien cuando técnicamente no sabes si estáis juntos... ¿Se considera cuernos? - pregunté mirando hacia el suelo.
Ana abrió mucho los ojos y miró hacia otro lado.
"Mierda", pensé.

-¿Así que solo os besasteis? - preguntó.
-Sí, sí. Estábamos en la discoteca y bueno, lo que te he contado: que empezó a ligar conmigo y me besó.
-Ya veo... Creo que si él te robó un beso no deberías...
-Bueno - dije interrumpiéndola-. Yo le besé a él. 
-Mierda - dijo.
-A ver, él me cogió por la cadera y me dijo que me iba a besar. Entonces, aunque pasó un segundo desde que me lo dijo hasta que me besó, yo no hice nada. Ni durante. Me limité a besarlo...
-Vamos, que os besasteis mutuamente - dijo aclarando la situación.
-Sí - dije.
-Pues Gema, siempre tienes a tu favor lo que me has dicho: No sabías nada de él, no sabías si seguíais juntos.
-¡Gracias, Ana! - dije abrazándola.
-De nada -dijo.
-Bueno, debería irme porque... ya va ha ser la hora de cenar - dije.
-Quédate si quieres - me ofreció.
-No, no. Llevo toda la tarde fuera... Prefiero volver ya - dije cogiendo el bolso.
-Vale - dijo Anaís.

Salí de su habitación y bajé las escaleras. Me despedí de su madre, que insistió varias veces en que me quedara a cenar y saludé a su padre, que llegó justo cuando me disponía a abrir la puerta. Entonces, Ana´s bajó corriendo las escaleras.
-Toma - dijo a dos centímetros de mí.
-¡Gracias! - dije cogiendo los discos.
-Casi te los dejas - dijo.
-Casi me tiras - dije.
-¡Jajajajaj! - reímos todos (hasta los padres de Anaís).
-Bueno, adiós - dije.
-¡Adiós! - dijeron los tres.
Y me fui.

Llegué a casa en nada. Era una noche bastante fría para ser una noche de verano. No habría llevado ropa de abrigo pero una torera o una manga larga fina no me habrían ido mal. Entré por la puerta principal: esa vez mis padres sabían que estaba fuera. Además, no era tarde. Era la hora de cenar.
Cenamos juntos y les conté que había estado en casa de Anaís y que me había comprado unos discos. Ellos me contaron que en una semana volveríamos a Vizcaya...
"Genial",  pensé.

Continuará...


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