viernes, 27 de febrero de 2015

Capítulo 14 (57). 48 horas.

Me desperté con un hambre voraz. No había cenado la noche anterior y en mi estómago no quedaba nada más que yogur helado. Sólo quedaban dos días. "48 horas", pensé. Tomé un vaso de leche con cacao y una barrita de muesli. La verdad es que no era el desayuno ideal pero ponerme a comer como una loca a primera hora de la mañana era ya lo que me faltaba.

Recogí la cocina y vi que mi madre me miraba de reojo disimuladamente. Suspiré. Sólo le había dado excusas, tenia que decirle algo que la tranquilizara.
-Mamá - dije.
-Qué - dijo ella fingiendo que no me estaba mirando.
-¿Puedo contarte una cosa? - pregunté, aunque sabía que era lo que ella estaba deseando.
-Claro, lo que sea - respondió indicándome que me sentara a su lado.
Me senté y dije:
-Me he peleado con un amigo. Bueno, no ha sido exactamente una pelea. Más bien una discusión.
-¿Lo conozco? - preguntó ella.
-No, no lo conoces. Pero eso es lo de menos. Hemos discutido y... no creo que tenga solución.
En parte le estaba contando la verdad. Habíamos discutido y las posibilidades de arreglarlo eran nulas. Para empezar porque no quería y para seguir porque la cosa había terminado muy mal.
-Gema, todo tiene solución. Si ese amigo es importante para ti lo arreglaréis. Si de verdad quieres arreglarlo, lo conseguirás.
"Pues por eso mismo", pensé. No quería arreglarlo, no quería verlo. Quería olvidarlo, nada más. Ojalá hubiera podido borrar todo lo que había pasado. Pero no podía. Ni borrarlo todo y dejar de cagarla. Por eso estaba encerrada en casa.
-No sé... - dije.
-Que sí, ya verás - dijo ella intentando animarme.
-No. Lo que no sé es si quiero arreglarlo - dije.
Por supuesto que no quería arreglarlo. Pero esa respuesta habría sonado muy rara.
-En ese caso... lo mejor será dejarlo estar. ¿No? - dijo ella más calmada.
-Sí. Será lo mejor - dije.

Ella se levantó pero de pronto se giró y preguntó:
-¿Quieres... todavía quieres ir a Vizcaya o...?
-Sí, sí. Por supuesto que quiero - respondí.
-Era por si... no sé... Por si querías tiempo para pensar o...
-No. No, para nada. Ese tiempo me lo estoy dando ahora en casa - expliqué.
-Vale, entonces... pasado mañana nos vamos - dijo ella.
-Sí - respondí dando por zanjada la situación.

Pasé el resto de la mañana en el sofá -predecible- viendo Los Juegos del Hambre por enésima vez. Me encantaban las partes frenéticas y tensas de esa película. No sé, me parecía una película muy bien hecha.

De repente, me vino una especie de antojo. Cogí el móvil y llamé a Estitxu.
Necesitaba hablar con ella... No había intentado demasiado hablar con Irantzu o Estitxu así que no podía culparlas de haberme olvidado o cualquier otra cosa.

Nada, no me respondió. Probé también con Irantzu pero tampoco me respondió.
Sinceramente, vale que nos habíamos conocido en verano, que era una amistad de un mes... pero habíamos pasado por muchas cosas como para dejar de hablarnos así...

¿Olvido? ¿Traición?

Ya no sabía qué estaba pasando pero cada vez quedaba menos...
Sólo quedaban 48 horas para ir a Vizcaya...

Continuará...



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