martes, 8 de julio de 2014

Capítulo 9 (52). Cuéntamelo, todo.

Anaís me sorprendió en mi propia casa. Habían pasado unos días desde que nos habíamos despedido y yo había hablado con Alex. Habían pasado unos días desde que había ido al NBM y había vuelto enfadada conmigo misma por haber sido tan estúpida. El caso es que Anaís vino.

-Gema - dijo mirándome fijamente.
-¿Qué? - pregunté sentándome en la cama.
-Pues... - dijo sentándose a mi lado intentando encontrar las palabras para decirme 'eso' que había venido a contarme.
-Suéltalo ya - dije.
-Quiero saberlo - dijo.
Yo la miré sin tener ni idea de qué me estaba hablando.
-Cuando volviste. Quiero saber qué pasó y por qué lo hiciste - dijo mirándome fijamente.
-¿Pero de qué...? - empecé a decir hasta que me interrumpió.
-Cuando me dejaste en casa, volviste a casa de Alex. Quiero saber qué pasó - dijo.
¿Era eso? ¿Quería saber de qué hablé con Alex?
-Gema, pensaba que me lo contarías. Pero he tenido que venir hasta aquí - dijo.
-Ana... Es complicado... Volví para saber qué estaba pasando y bueno... Luego salí de noche y... Llevo días sin salir de casa - dije.
-Madre mía, ¿qué ha pasado? Cuéntamelo, todo - dijo Anaís.
Quería pensar algo pero estaba muy cansada. Demasiado como para mentir a mi mejor amiga y luego continuar con la mentira. Así que empecé por el principio.
-Fui a casa de Alex para hablar con él porque pensaba que seguía enamorado de mí y que ese era su secreto respecto a su pelea con Marco. Pero al llegar, Alex salió dando golpes a todo y... - dije antes de que la imagen de Alex gritándome como un psicópata.
-¿Y...? - preguntó Anaís.
-Y Alex me gritó y...
-¿¡Que Alex qué?! - gritó Anaís interrumpiéndome.
-¡Baja la voz! Alex me gritó, sí. Y hasta me dio miedo - dije.
-Madre mía... Qué fuerte. ¿Y qué pasó después? - preguntó.
-Se dio cuenta de lo que estaba haciendo y se calmó y luego... - y entonces me acordé de que le había dicho a Alex que le iba a ayudar a guardar el secreto. ¡Pero no podía seguir mintiendo a Ana! Estaba echa un lío.
-¡Y luego qué! - dijo Anaís impaciente.
-Es que... Anaís le prometí que le ayudaría a guardar el secreto...
-Oh, vaya, como no somos amigos ni nada... - dijo irónica.
-Anaís, entiéndeme, se lo prometí - dije.
-Vale, vale, no me lo cuentes. Pero dime al menos de qué va, así por encima - pidió.
-Bueno, pues Alex tiene un secreto y Marco otro y este último creía que Alex me lo había contado pero era mentira. Ambos estaban hartos de discutir cada vez que uno de los dos pensaba que el otro lo había revelado por eso Alex estaba tan cabreado. Al final me contó el secreto de Marco, el cual... me dejó de piedra, sinceramente y bueno, prometí guardar el secreto y ayudarlo a guardarlo y por la noche salí - dije.
-Mmm, ya veo. Jo, a saber cuál es el secreto - dijo Ana -. Continúa. ¿Qué pasó por la noche?
-Pues todo malo, para terminar el día completito - dije.
-¿Malo? ¿Te encontraste al chico ese? - preguntó.
-Es complicado... Ya me lo encontré hace tiempo y la cagué. Dimos una vuelta y le dije cuántos años tenía...
-¿¡Y qué dijo?! - preguntó Anaís eufórica.
-Pues que el tenía veinticinco... Y que lo nuestro no podía ser... - dije.
-¡¿En serio?! Veinticinco años, ¡madre mía! - gritó Anaís.
-¡Baja la voz! - grité.
El pomo de la puerta de mi habitación se giró.

-¿Gema? - preguntó mi madre que todavía estaba durmiendo.
-Perdona, ¿te hemos despertado? - dije.
-Sí, bueno, pero no pasa nada. Hola, Ana - dijo mi madre.
-¡Hola! - dijo Ana.
-Bueno, bajad la voz, chicas - dijo mi madre cerrando la puerta.

-¿Crees que ha oído algo? - preguntó Ana.
-¿Estás de coña? No ha oído nada, pero tenemos que tener cuidado, ahora está despierta y podría escuchar -dije.
-Vale, bueno sigue - dijo Ana.
-El caso es que discutimos por el tema de la edad y me fui. Pero el otro día, cuando volví a salir, me lo encontré de nuevo y me pidió perdón...
-¿Y eso? ¿¡Estáis juntos?! - dijo Ana bajando la voz al terminar la frase dándose cuenta de que no debía gritar.
-No, qué va. Yo creía que se lo había pensado y que ahora querría estar conmigo pero nada de eso. Quería disculparse por haberme tratado así pero no quería nada conmigo.
-¿Y por qué te importa tanto? Ni si quiera sabes su nombre - dijo Ana. Y tenía razón.
-Pues porque... No lo sé...  -dije dejándome caer sobre un cojín.
-Madre mía. Te has enamorado de un chico de veinticinco años - dijo Anaís.
-Hombre, yo no diría que me he enamorado. Lo he visto tres veces - dije justificándome.
-Ya, ¿y entonces por qué te importa tanto lo que piensa de ti? ¿Y por qué estás deseando que quiera estar contigo? ¿Y por qué...? - dijo Anaís hasta que me levanté de un salto y la interrumpí.
-¡Vale, vale! Lo he pillado. Tal vez tienes razón... - dije sentándome de nuevo.
-Gema, lo tuyo no tiene solución, ¿eh? Con qué facilidad te enamoras - dijo Anaís.
-Yo creo que nunca me he enamorado. Que me han llegado a gustar y eso, pero creo que nunca me he enamorado... - y esas palabras, me recordaron a Jon... ¿Qué había pasado con él? Ya ni lo sabía. Jon era como un espectro, un débil recuerdo de una vida pasada.
-Pues creo que lo que te ha pasado es que lo de Jon te ha desorientado - dijo Anaís sin darse cuenta de que la había cagado -. Ups... Perdón...
-No, si tienes razón. Todo esto es muy extraño y sin duda tiene que ver con 'lo que pasó' el verano pasado. No sé si quiero volver a ver a Jon pero sé que me ha dolido mucho que dejara de hablarme y ahora, me importa más... Mierda, ni si quiera sé su nombre - dije.
Anaís me abrazó y me dijo:
-Mira, olvídate de todo y recuerda que siempre estaré ahí, ¿vale?
La abracé y entonces alguien gritó bajo mi ventana.

-¡Gema! Tenemos que hablar - dijo la voz. La voz de un chico.

Continuará...

(¿Quién creéis que es el chico que ha ido a casa de Gema?
¡Besos!)

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